Este es el problema: cada vez que conozco a un hombre, me armo la película: o de que el caballero en cuestión va a ser el padre de mis hijos adoptados, o que por lo menos se va a enamorar perdidamente de mí, mientras debo decirle con lágrimas en los ojos que solo lo veo como un amigo porque ya encontré a mi media naranja/limón/mandarina.
Yo lo que necesito es estar sola y aprender a ser feliz con eso. Sin imaginarme películas extrañas auto-convenciéndome de que algún día llegará el amor de mi vida. Hay que trabajar con la realidad: el amor de mi vida no existe, y si existe no está acá, luego tengo que aprender a vivir sin él y sin buscarlo, ni esperarlo, ni desearlo.
Al fin tengo claro lo que necesito. Ahora solo tengo que conseguirlo.
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