domingo, 29 de septiembre de 2013

Hechos y datos

Otra vez caí en la trampa de las salidas con gente del trabajo. Siempre me entusiasmo, siempre me insisten para que vaya, esta vez básicamente no tuve que pagar ni un trago, pero huí bastante temprano, cuando todos empezaron a bailar... Ya saben, nadie saca a bailar a la gorda.

Lloré cuando llegué a un lugar seguro. Cómo es posible que a estas horas de la vida me siga pasando lo mismo?

Hechos:

  • Tengo que interiorizar muchas cosas: principalmente que soy gorda, que soy fea y que estoy sola.  Que si la gente es amable conmigo es porque les caigo bien, no porque me consideren una mujer atractiva y que ninguno de mis amigos o compañeros está secretamente enamorado de mi... y mi jefe tampoco.
  • El fin de semana quería salir, pero me encontré de intrusa en cumpleaños infantiles y pagando millonadas en la peluquería.
  • Necesito asimilar que esta es mi vida. Que no puedo esperar un milagro que me convierta de un día para otro en una mujer bella, esbelta, arrolladora y exitosa porque simplemente a mi me tocó otra vida.


Datos:

  • 90 kilos
  • Relaciones sexuales: 0 en 2 años
  • Nueva orientación sexual: Asexual 
  • Edad: 31 
Dato curioso:
  • Ahora me gusta ooootro compañero de la oficina.




martes, 3 de septiembre de 2013

No quiero vivir de ilusiones

Hace año y medio terminé con Javier, y si mal no recuerdo hace dos años no tengo relaciones sexuales. Así que para fines prácticos, soy virgen, otra vez. Pero no de las virgenes recatadas y con convicción; no, soy una de esas vírgenes a las que nadie se quiere comer. Y si me veo en un espejo, pues confieso que si yo fuera hombre, a mi tampoco me darían ganas. De hecho cuando me veo en un espejo me dan ganas de llorar... de castigarme por haber alcanzado esta dimensión.

El problema es que yo, en el fondo, y no se a causa de qué instinto, me creo divina! creo que todos los hombres que me ven se sienten al menos un poco atraidos por mi y que los que a mi me gustan, me aman en secreto pero son muy tímidos para confesarlo... Si, esa soy yo. Una ilusa que se queda dormida cada noche convencida de que su vida, en todos los aspectos pero especialmente en el sentimental, tendrá un desenlace de novela rosa. No crean que soy realista e imagino que voy a terminar casada con un hombre normal, de buenos sentimientos, inteligente, pero tal vez no muy atlético y/o atractivo... No, yo me imagino con un hombre alto, MUY atlético, fuerte, y obviamente inteligente (rayando en lo brillante) y de muy buenos sentimientos. Ajá... ¿y como se supone que semejante especimen va a combinar conmigo? ¿Nos vamos a conocer mientras trotamos en Central Park o a la salida del gimnasio (él después de pasar por la sección de pesas y yo después de clase de pilates)?¿Tal vez en unas vacaciones de esas extremas a las que van hombres interesantes, apuestos, atléticos e inteligentes?... Todas estas opciones son más que remotas: soy sedentaria, escasamente camino 5 cuadras a la semana, no hago ejercicio y obviamente mi estado físico (ni el anímico) no da para una caminata ecológica, ahora menos para unas vacaciones extremas... Ah, y tampoco conozco Nueva York.

Esta es una entrada más que absurda y redundante, pero la escribo para que la "yo" que lea esto en unos minutos se de cuenta de lo rayada que esta y de lo ridículo de sus ilusiones. Por eso voy a describir mis/sus tres "candidatos" más recientes:

  • Carlos: Creo que nunca lo he mencionado en este blog. Carlos es alto, atlético, muy inteligente, exitoso en su trabajo y hasta próspero. Por un tiempo estuvimos trabajando juntos... y obviamente el me llevaba unos cuantos años luz de progreso laboral. Sin embargo creo que le generaba cierta credibilidad porque el joven me preguntaba cosas y pedía mi opinión. Cuando Carlos cambió de trabajo, pasó a mi oficina a contarme de la nueva oportunidad que tenía y a preguntarme que opinaba al respecto... La película continuó en mi pantalla mental, cuando empecé a imaginar que ese era el paso para una nueva amistad que podría "profundizarse" ahora que ya no ibamos a trabajar en la misma empresa. La realidad terminó en que el se fue y nunca más volvió a mi oficina (y mucho menos a llamar... Bueno, si llamó una vez como saludando a todo el mundo y saltando de extensión en extensión)
  • Alan: La historia de Alan debe estar en una entrada vieja, después de la que no se han tenido avances. Nunca lo volví a ver. Ya ni siquiera estoy en contacto con el amigo que teniamos en común; pero en mi cabeza, sigue protagonizando en una que otra oportunidad mi comedia romántica.
  • Federico: Este fue la cita a ciegas de una amiga (historia que también escribí en una entrada anterior). Las cosas con mi amiga no se dieron y obviamente supuse que era porque la que le había gustado era yo... obvio que no. Mi otra amiga, la que los presentó, llegó a contar el otro día que el joven estaba detrás de otra fulana en una fiesta (y como yo no estaba invitada al mencionado evento, el orden lógico nos indica que la fulana no soy yo).

Así que, mi querida "yo del futuro", deje de soñar estupideces por favor. Hay mucho trabajo por hacer y muchas deudas que pagar como para que siga perdiendo tiempo valioso pensando en novelas sin piso ni techo y en lamentarse cada vez que por fin entiende que ninguno de sus amores platónicos la va a llamar / visitar/ buscar/ conquistar/ amar.