lunes, 20 de enero de 2014

Inolvidable

No sé lo que pueda pensar al recibir este correo. Tranquilícese. Solo sentí cierta necesidad de contarle a alguien lo que me pasa por la cabeza.

Me gusta Ricardo. Como me han gustado muchos otros, así que no creo que sea para preocuparse. ¿Qué importa si tiene novia? De todas formas no va a pasar nada. Ella es linda, muy linda. Y él y yo somos tan diferentes… creo que por eso me gusta tanto, porque me gustaría ser como él: sonriente, relajado y con una racionalidad extrema que no cree en religiones o espíritus. Tal vez si fuera como él no me importaría nada y hasta sería capaz de coquetear con él… Claro, para eso también necesitaría ser linda porque en otro caso no valdría la pena la pérdida de la dignidad y el orgullo.

Me gusta pensar que solo a mí me mira fijamente a los ojos. Cuento los segundos que me sostiene la mirada para creer que el resultado, sea el que sea, supera la estadística básica que diferencia la confianza de la atracción.

Ya dije que no me preocupa. Me han gustado muchos, y ya varios han dejado de gustarme. ¿Por qué esto habría de ser diferente?... Tal vez porque lo veo de lunes a viernes, porque su puesto ahora está más cerca al mío, porque el color de sus ojos no cambia… pero esto no significa que sea diferente, solo que me llevará más tiempo.  

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